viernes, 4 de diciembre de 2015

"Te miro"

Te miro, como quien mira por primera vez la vida.
Como quien observa el árbol más grande del mundo.
Como cuando sales un buen día y ves que por fin ha florecido esa planta que lleva años en tu jardín.

Te miro, como quien se levanta y, tras meses de invierno, observa los primeros rayos de sol.
Como quien llega a un mar desconocido y respira inmensamente su aire.
Como el niño que parte a andar y mira sus pasos por primera vez.


Te miro con asombro, con tranquilidad y paciencia.
Con la felicidad escondida entre mis ganas.
Y con mis manos lanzando caricias al aire.

Te miro, con mi alma suplicando la eternidad a tu boca.
Y con mis cosquillas esperando ser tuyas.

Me hablas y te miro.

Yo, solitaria y con sonrisa veraz.

Tú, inadvertida, y mi presente de mentira.

Me empiezas a contar que tu vida es una pesadilla.

Como quien cuenta que la soledad y el fracaso humedecen tus pies y el frio congela poco a poco tu
sangre.

Tu vida sin rumbo.

Y mi rumbo sin tu vida.

Colócate esta vez de frente al tiempo.

Y róbale el destino.

Igual que lo haces cada día conmigo y me robas las prisas.

Atrévete.
Y emprendamos juntas el nuestro.

Mírame.
Así, como quien comienza la vida, por primera vez.

@inmamir89
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lunes, 30 de noviembre de 2015

"Encuentros equivocados"

Se lo dije a mi alma, a mis ojos.
Me lo dije a mí misma;

-No te detengas a mirar, a observar, a conocer.
Pero si alguien se acerca a ti con una sonrisa soñadora vuela alto y lejos. No te acerques.
Sigue tus pasos hacia adelante, y olvídate.-


Me lo dije durante días y meses.
Me lo dije durante noches, y en cada mañana.
Me lo dije en los sueños, y en cada despertar;

-Que nadie se atreva a entrar en ti y te robe los insomnios. Que nadie se atreva a introducirse por cada poro de tu piel dejándote con ansias de caricias. Que nadie te mire a los labios y te deje con el deseo de amar. Que nadie toque tu pelo sin que seguidamente se atreva con un beso.-

Pero que fácil es rogar y pedir, y que difícil es que tus sentimientos te obedezcan y se queden paralizados a un lado como si nada.

Que difícil hubiera sido no acercarme y no indagar en su irremediable sonrisa.
Que difícil hubiera sido no mirarle a los ojos y no quedarme fijamente mirando sus pupilas, esas que parecen tan capaces de bañar un mar inmenso y tan capaces de esconder el mundo entero.
Que difícil hubiera sido decirle a mis ojos que se apartaran de su pelo, de sus manos y de su piel. Una piel de terciopelo que sin saberlo araña mi alma. Una piel tan inocente y a la vez tan pícara. Tan deseosa y solitaria. Tan débil y tan suya.
Que difícil hubiera sido decirle a mi alma que siguiera su camino sin detenerse en su olor, capaz de embriagar mi interior y hacer que la tormenta se detenga y asome por fin los rayos del sol.
Que difícil hubiera sido no acercarme y no rogarle a mi instinto un intento, un último intento.
Que difícil es vivir cuando aparece ella, así como si nada. Como si pasara por mi lado y el mundo siguiera igual, como si no desequilibrara mi ganas y mi mundo, como si su forma de caminar no revolviera mis tripas y me entrara ganas de vomitar lo que siento y quisiera empezar de cero. A cuando todo era más fácil, a cuando ella aún no existía dentro de mi, a cuando suspirar no era más que sentir la libertad. Vomitar cada una de sus miradas que cada día me asoma a la duda, a la esperanza, al soñar y al volver a despertar. Miradas que no son más que encuentros equivocados y raros desacuerdos
entre su alma y la mía.

@inmamir89

sábado, 14 de noviembre de 2015

14.11.2015:

Yo hoy no me he puesto a estudiar a las tres.
He decidido salir a tomar el sol y comenzar a las cuatro.
También esta mañana decidí ir a acompañar a una amiga.
Cuando me he levantado esta mañana he tenido la gran suerte de poder decidir qué hacer con mi día.

Otros no han tenido esa suerte.
Otros ni si quiera pudieron llegar anoche a casa.
Otros se han quedado con tantas cosas sin terminar.
Con tantos tratos a medias.

La casa sin recoger porque llegaban tarde al concierto.
Los niños en casa de la abuela porque salieron a cenar.
Un trabajo sin acabar.
Un pastel de chocolate en la nevera, mañana venía mamá a merendar.
Disfruta -me dijo-
Volveré pronto -le dije-
Una historia de amor con trágico final.

Y no sé si llamarle suerte a la mía o desgracia de haber nacido en un mundo lleno de odio y de sin sentido.
En un mundo donde el más inocente es el que siempre acaba perdiendo.
En un mundo donde el rencor es la llama que nadie puede apagar y va arrasando poco a poco con todo y con todos.
Tú, que dices llamarte humano, vives en un lugar equivocado.
No te equivoques, que si tu Dios te manda a matar quizás este no es tu lugar.

Ojalá el infierno te arrope...
Que es allí donde debiste nacer y morir.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Detrás de tu ventana

Cuéntame que te pasa, te dije en silencio.

Te vi llorar un buen día de sol desde tu ventana, mientras paseaba por tu calle, y jamás he sentido tanta impotencia.

Intenté abrir el cerrojo de tu puerta pero estaba cerrado. Desde entonces, cada día, paso por tu ventana y te observo.

Ni se te pasa por la mente que yo podría llegar a ser tu felicidad.

La oscuridad de tu alma me cuenta tantas cosas… sé perfectamente cómo te sientes. Sentada en ese butacón de piel te pasas las horas y los días.

Un programa basura en la TV, y un teléfono móvil en la mesa que dejó de sonar hace meses porque dejaste de lado a tus amigos y a tu familia.

Me inquieta tu mirada triste. Y tus manos, que gritan de vida pero tú las cierras, en puños. Como si quisieran defenderse de un trágico presente.

Este mismo presente en el que vives.

Y a la misma hora de siempre te levantas a preparar dos cafés. Uno con leche y otro sin. Los llevas al salón y te vuelves a sentar.

Y aparece él.

Seis de la tarde.

Camisa desabrochada.

Se toma el café sin leche y tú el con.

Lo que no sabes es que ese café con leche que preparas cada tarde nunca es para ti.

Se abrocha la camisa, se pone el sombrero, abre la puerta, sale a la calle, cierra el cerrojo y se vuelve a marchar.

Siempre observo tu mirada cuando él sale de casa.

Suspiras y te elevas.

Abres el cajón, coges una foto de tus padres y la besas. Cuánto darías por que ellos estuvieran aquí. Poder hablarles y decirles cómo te sientes. Que hoy el miedo se hizo protagonista de tus pies, y que tus pies hace tiempo que dejaron de pisar. Que solo pisas con las manos, bocabajo en el suelo, y sin poder mirar hacia el frente. Que te tocó vivir así porque lo amas.

Y yo me pregunto, ¿qué es para ti el amor?

¿Una mirada vacía? ¿una sonrisa que hace tiempo dejó de tener luz? ¿un te quiero comprado? ¿una caricia que araña? ¿un beso forzado? ¿un no saber si hoy te querrá o te odiará? ¿Es amor no saber en qué contenedor de basura quedaron esas camisas que tanto lucías hace dos años? ¿Ni acordarte del número de teléfono de tu mejor amigo porque hace 24 meses y seis días que él te prohibió llamarlo?

¿Es acaso amor levantarte cada mañana, mirarte al espejo y ver el reflejo de alguien que no conoces?

¿Sabes? No me pude contener y hoy me encuentro escribiendo esta carta para decirte que tus manos, aún, te piden vida. Que ellas aún saben defenderse, y tienen la fuerza suficiente para desatarte las cadenas. Que a ellas no le faltan el valor, para coger las llaves, abrir el cerrojo y por una vez en la vida escaparte conmigo.

Sí, conmigo, que soy quien forma parte de ti, pero me olvidaste hace tanto tiempo…

Quiero hacerte comprender que huir del dolor te hace fuerte.

Quiero enseñarte un lugar maravilloso, ese que llaman vida.

Quiero enseñarte a vivir y que conozcas cuál es el verdadero amor.

Quiero que hoy sujetes mi mano, dejes de respirar rutina y vuelvas a respirar el aire.

Quiero enseñarte lo verdaderamente bonito que puede llegar a ser el mundo.

No me despido de ti, quiero que te vengas conmigo.
Estoy, como siempre, detrás de tu ventana.
¿Me acompañas?

Atentamente,
Tu libertad.

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miércoles, 14 de octubre de 2015

Hay amores...


Hay amores que viven silenciosos, amores clandestinos, más puros que cualquier otro amor.

Hay amores que se caen de tanto querer a medias.

Hay amores viciosos, llenos de caricias de consuelo.

Hay amores tan sinceros que terminan en despecho.

Hay amores que construyen una amistad errónea dónde más que amor es pura complicidad.

Hay amores que suben y luego bajan empicados, sabiendo que la caída duele mucho menos que la compañía.

Hay amores que empiezan siendo amores pasajeros y quedan abiertos a un futuro que quizás algún día se convierta en un presente.

Hay amores que caminan de la mano hasta que llegan a casa y esas manos se convierten en puños cerrados.

Hay amores de escaparate que viven para aparentar y encubrir la verdad que se lleva dentro.

Hay amores que se olvidan de querer y se convierten en mera rutina, con besos de costumbres y un café de despedida cada mañana.

Hay amores no correspondidos que se pasan la vida buscando la estrategia perfecta y que mueren poco a poco hasta quedar sin aliento.

Hay amores de inmediato, de miradas cruzadas y que terminan desnudos en la cama.

Hay amores no reconocidos, que miran hacia otro lado tratando de encontrar lo que los demás andan buscando.

Hay amores que dicen ser amores porque no conocen otra forma de vida, que se enamoran en cada esquina y se deshacen en pedazos por momentos, pero rápidamente vuelven a resurgir.

Hay amores que solo esperan, y mientras tanto, cruzan miradas profundas esperando la respuesta.

Hay amores que nacen de ti, de mí, y la mayoría de ellos no saben ni a dónde ir.

Hay amores que suplican, que buscan en el otro lo mismo que se da, como si el amor se tratara de dos partes iguales.

Hay amores que vuelven, hay amores que se van, hay amores que se quedan a vivir eternamente en tu interior.

Y hay amores que nunca, aunque quieras, nunca, lo podrás llamar amor.


jueves, 1 de octubre de 2015

26

Después de cumplir 26 no me siento más mayor.

Podría decir que casi me siento como aquella niña que cuando empezó a tener uso de razón era la niña más tímida y más "malaje" que te podías echar a la cara.

Porque sí.

Porque si había que hacer una foto me quitaba del medio, o miraba hacia el lado.

Porque si había algo que celebrar y tenía que ponerme "guapa" yo prefería ir en botines.

Porque si tenía algo que decir u opinar lo decía sin pensar si era el momento adecuado para hacerlo.

Y aún recuerdo la cara de mi madre como me miraba sabiendo que su hija tenía algo diferente a los demás niños que jugaban arrastrándose y saltando por el parque sin importarle nada más.

A veces pienso que ojalá mi infancia hubiese sido como la de la mayoría de esos niños, caracterizada por miles de sonrisas sin miedos.

O haber vivido alguna vez esa primera vez sin "ruedas pequeñas" y salir hacia adelante aguantando el equilibrio.

Y tantos pequeños detalles que cualquier niño no es capaz de valorar porque para él y para su alrededor es la normalidad.

Tan normal como tirarse de un trampolín, saltar la comba o hacer el loco en un castillo hinchable.

Pero otras veces me pregunto,

Qué hubiera sido de mí si mi infancia hubiera sido exactamente igual que la de la mayoría de los niños?

No cabría duda que miraría el mundo con los mismos ojos que los demás.

Que estaría tan ocupada en aparentar que me olvidaría de vivir y valorar cada detalle insignificante.

No cabría duda que viviría eternamente sin intentar conocer y aprender cual es para mí el verdadero sentido de la vida.
Y es que van pasando los años... y como he dicho, no me siento más mayor...

aún vive en mi aquella niña, seria y pensativa ...

tratando de seguir avanzando, a pesar de las diferencias y a pesar de mi rareza.



miércoles, 26 de agosto de 2015

Aprendí ...

Aprendí a valorar los momentos,
A caminar sin detenerme.
Aprendí a comprender que nada en esta vida pasa por nada,
Que cada situación te pone a prueba para darte cuenta que todo es cuestión de querer seguir avanzando.
Aprendí a valorarme a mí también,
A saber que el amor de verdad, es mirarte al espejo y sonreir por ver que aún sigues aquí,
Que eres eso que tanto has soñado ser.
Aprendí a no mirar atrás por mirar,
A no llorar por lo pasado y sonreir por lo presente.
Que el futuro nunca llega y que cada minuto es hoy.
Aprendí que el significado de la palabra amistad es el sentido que le quieras dar,
Y que más que la amistad, lo que existen son las personas que te aceptan tal como eres
Con tus defectos y tus virtudes
Con tus más y tus menos
Pero que a pesar de todo están ahí
Y tú también para ellas.
Aprendí a sentirme yo misma con las personas que de verdad me importan
Y a las que me demuestran que yo también les importo.
Aprendí a querer
Aprendí a no querer olvidar
Y que es mejor aprender de lo vivido.
Aprendí de ti,
Y sí, también de mí
Y de esa persona que se cruza por tu camino para intentar hundirte.
También aprendí a no odiarle,
Que el odio arrebata por completo tu alma
Que debilita tus ganas de seguir por y para ti
Y que nadie es feliz agarrado al rencor.
Todo esto me enseñó a ser fuerte
A comprender que el sentido de la vida está en no querer aparentar lo que no eres
En dejar mostrar tu esencia a los demás
Y que estamos aqui para vivir, para sentir,
Y sobre todo para dejarse llevar por cada cosa que te pase.
Para no agarrarte a lo que quieres
Y mejor soltarte de aquello que no te llevará a ninguna parte.

martes, 11 de agosto de 2015

¿cuál es la realidad cuando te encuentras rodeado de un muro enorme con una puerta camuflada sin cerrojo?

Dicen vivir, amar la vida, respetar el mundo, conquistar almas,
dicen saber también dónde está la felicidad.


Dicen conocer la realidad.

Y digo yo, ¿cuál es la realidad cuando te encuentras rodeado de un muro enorme con una puerta camuflada sin cerrojo?

Y se mienten a si mismos creyéndose ser el centro del universo,
desde ese lugar claustrofóbico.

Un diminuto lugar.

Un lugar donde solo domina el poder,
donde el poder se transforma en odio,
donde el odio se convierte en destrucción, en masacre, en sangre.

Donde millones de personas y animales mueren a conveniencia, interés y beneficio de todos y cada uno de los que viven ahí.

Y nadie se preocupa por nada,
ni por encontrar esa puerta camuflada que te conduce a la verdad,

al camino de la verdadera felicidad.

A conocer la compasión, a un lugar de paz, de tranquilidad.

Dónde todos somos uno, ni menos ni más.

Donde el poder se convierte en ayuda, en auxilio, en protección, en determinar la verdadera justicia.

Donde en tu alma ya no hay sitio para el odio.

Donde el sentido de la vida lo encuentras en cada uno de los seres que habita en el mundo.

Tarde o temprano llega ese momento en que decides tomar la decisión que llevas planteándote de hace tanto tiempo. Y comienzas a buscar esa puerta. Todo parece tan difícil, todo te lo pintan tan complicado que dar el primer paso parece que es cuando el mundo se te caerá encima y tendrás que volver a dar pasos atrás.

Pero yo siempre he intentado ser fiel a mis ideas.

Cuando a todo el mundo desde fuera se les hace tan complicado entenderte e intentan cambiarte esos pensamientos que dicen no llevarte a ningún lado, no hay nada mejor que dejar de escuchar y seguir fielmente a ti.

Porque, ¿qué sería de nosotros si hasta uno mismo nos fuésemos infieles el resto de nuestra vida?

Para mí esa sería la verdadera traición.

Y seguir buscando, seguir adelante hacia tu meta es seguir siéndote fiel,
aun cuando los demás intenten detenerte.

martes, 23 de junio de 2015

Nada se pierde, nada se gana..

La vida no te cambia, cambian tus planes.
Tu destino no se tuerce, el destino es uno.
Las cosas pasan, la vida va quedando tras tus pasos.
No te lamentes por lo que perdiste.
Nada se pierde; excepto el tiempo.
Nada se gana; excepto sabiduría y fortaleza.
Alégrate de esta oportunidad que la vida te da para avanzar.
Para recuperar.
Para construir tu felicidad.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Vive



Como si hoy fuese el último día de tu vida: Sal a la calle; aunque llueva, aunque el frío queme. Sal y respira; siente como el aire se acerca, roza tu cara y sigue su camino. Sal, sonríe y conquista un alma. Sal y busca el mar; mira al horizonte y espera una puesta de sol. Sal y conoce el mundo; camina por calles habitadas, por callejones oscuros. Sal y tiéndele la mano al que divaga; ayuda a un pobre, rescata a un animal. Encuéntrate con la vida, con el tiempo, con la soledad, contigo mismo. Sal y continúa aprendiendo; observa la sonrisa de un niño, la sabiduría de un anciano. Sal sin olvidar lo que dejas atrás;  sigue construyendo lo que un día dejaste a media, vuelve a intentar. Sal y ve a por tu sueño; recupera lo que un día te trataron de quitar, devuélvete la ilusión. Mira tus pies por un momento y grítate –¡PUEDES!- Camina hasta que tus pies sientan dolor y recuerda que el dolor es la señal de que sigues viviendo.

Vive tu vida de modo que, cuando llegue ese fin de tus días, mueras sonriendo.