martes, 7 de enero de 2014

TAN AMADO POR UNOS, TAN ODIADO POR OTROS.


Músico, compositor, cantante, productor.  Bautizado como “El niño prodigio de Cádiz” desde los 7 años, galardonado con numerosos premios nacionales e internacionales desde entonces, elogiado por decenas de artistas de la talla de Raphael o David Bisbal.

   

Primer disco publicado a sus 11 años, producido por uno de los productores más conocido a nivel internacional, Jacobo Calderón. A continuación le siguen numerosas actuaciones por todo el país y apariciones en cadenas de televisiones españolas, sorprendiendo y llegando al corazón de todo aquel que se detiene a observar su talentosa voz. Tras acabar la promoción de su primer álbum, decide hacer una pausa de varios años, tiempo que emplea para educar su voz al mismo tiempo que produce sus propias versiones de grandes temas tan conocidos como “Adagio”, “I have nothing” de Whitney Houston o “I surrender” de Celine Dion entre otros, provocando en la red millones de visitas y comentarios. Cada vez más conocido internacionalmente, su popularidad llega al punto de la aparición de clubs de fans por todos los países del continente americano, sumándose a la lista países de Europa y Asia.

   


Reclamado por el mundo entero, el segundo disco de Abraham Mateo es uno de los discos más esperados por el público juvenil. Tras esta larga espera, llega su primer single “Señorita”, donde nos sorprende con un renovado y moderno estilo, su videoclip logra superar las 30 millones de visitas en muy escaso tiempo, cifra inesperada por el propio artista, que sorprendido agradece infinitamente. Su segundo álbum “AM” consigue ser Disco de oro por sus numerosas cifras vendidas en tan solo una semana desde su publicación.



Tras estos 8 años dedicados principalmente a la música, y tras el indiscutible éxito de su segundo disco, Abraham Mateo, a sus 15 años, se ha convertido en una de las personas más queridas por el público juvenil, pero también una de las más odiadas y criticadas por otros muchos en las redes sociales.


Se demuestra con esto que, entre otras cosas, el ser humano tiene el defecto de infravalorar el talento de todo aquel que logra llegar más allá y logra convertirse en un icono actual, de mirar por arriba, de mirar solo lo superficial, de perder el tiempo inútilmente en juzgar y criticar lo envidiable y todo aquello que no se mueve a su antojo, de suponer lo que hay detrás del escaparate, lo que no se ve.


Y es que ayer era El niño prodigio, hoy es moda, ¿y mañana? mañana no lo sé, pero lo que sí se puede comprobar es que el nombre y la música de Abraham Mateo está hoy en día en boca y en oídos de una gran parte del mundo, y a eso solo son capaces de llegar los más grandes.

2 comentarios:

  1. Hasta ahora no sabía mucho de él, pero después de leer esto, pienso que si tiene tanto talento, está siendo desperdiciado. He escuchado "Señorita" y poco más, pero creo que se hace un flaco favor al distorsionar tanto la voz y cantar en un "spanglish" innecesario (y, en mi opinión, de mal gusto) que solo consigue que la letra no tenga sentido y no se entienda. Es un chico muy joven, así que supongo que lo habrán guiado para hacer lo que más éxito tiene entre las adolescentes ahora mismo, y si es así, espero que sepa "independizarse" de esos guías y mostrar su talento.
    También me gustaría aclarar que hay gente a la que simplemente no nos gustan estos cantantes por razones como la que he expuesto antes o por otras, nada que ver con la envidia o con que los infravaloremos. Siempre que esas razones no vengan de un odio injustificado y que se expresen bien, pueden ser aceptables y respetadas.

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    1. Tiene 15 años y evidentemente su música va destinada al público de esa edad. Si escuchas sus composiciones del disco, nada que ver con Señorita o Girlfiend. Es ahí donde se demuestra el artista y el talento. Se respeta, por supuesto, que la música, al igual que los colores, es para elegir, no a todo el mundo le atrae el mismo tipo de música, no cuesta nada respetar, pero a este chico lo respetan bien poco. Si no gusta, simplemente basta con no escuchar o cambiar de cadena.

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