Como si hoy fuese el último día
de tu vida: Sal a la calle; aunque llueva, aunque el frío queme. Sal y respira;
siente como el aire se acerca, roza tu cara y sigue su camino. Sal, sonríe y
conquista un alma. Sal y busca el mar; mira al horizonte y espera una puesta de
sol. Sal y conoce el mundo; camina por calles habitadas, por callejones
oscuros. Sal y tiéndele la mano al que divaga; ayuda a un pobre, rescata a un
animal. Encuéntrate con la vida, con el tiempo, con la soledad, contigo mismo. Sal
y continúa aprendiendo; observa la sonrisa de un niño, la sabiduría de un
anciano. Sal sin olvidar lo que dejas atrás; sigue construyendo lo que un día dejaste a
media, vuelve a intentar. Sal y ve a por tu sueño; recupera lo que un día te trataron
de quitar, devuélvete la ilusión. Mira tus pies por un momento y grítate –¡PUEDES!-
Camina hasta que tus pies sientan dolor y recuerda que el dolor es la señal de
que sigues viviendo.
Vive tu vida de modo que, cuando
llegue ese fin de tus días, mueras sonriendo.
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