No quiero pensar, no quiero seguir pensando, mis ojos se
nublan sin poder evitarlo. Un recuerdo no me basta, en serio, un recuerdo
duele, y duele aún más que este silencio. Cómo evitar esta situación por la que
no veo escapatoria, cómo despertar de este sueño y volver a la realidad, a esa
realidad que ayer me decía “continúa y hazlo”. Y ahora me veo envuelta en esta
pesadilla, cómplice del miedo, cómplice de mi gran enemigo. Mi decisión por los
suelos, el camino que ayer tenía tan claro hoy convertido en un nuevo
laberinto, sin saber por dónde seguir, sin saber a dónde ir, sin una pista, sin
un punto de luz, esta vez sin nada que me guíe. Solo envuelta en su recuerdo,
esperando que llegue la noche, y abrazarle mientras sueño. Y mientras espero, refugiarme
en mi silencio.
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