sábado, 30 de noviembre de 2013



No supe alejarme a tiempo, y cometí un error. Quizás no el peor error de mi vida, pero si un gran error. No supe alejarme a tiempo, quizás me arrepiente, quizás no. No supe alejarme a tiempo, no supe separar el momento en que cambie miradas por palabras sin hablar.

Si pudiera volver atrás en el tiempo estaría pendiente, atenta al instante justo antes en que esa sonrisa se adentrara para siempre en mi alma, para no mirar, y así poder alejarme. Pero sería tan grande la tentación, que estoy segura que ahí estaría yo, frente a ti, envuelta en tantas sensaciones, imaginando, pensando en cómo sería la vida... en cómo sería sin esos momentos de anhelo, de tenerte aquí, a mi lado, en cada despertar, aunque solo fuera en sueños. En cómo serían los segundos del tiempo, sin esa sensación inevitable de pensar en ti, de imaginar que un día, cualquier día, el día que menos esperase, podría decirte con palabras lo que siento e incluso decirte que cambiaste mi vida. Imaginando como sería la vida sin esta esperanza que me mantiene en pié, y sin el único motivo que me hace seguir, que me devuelve las ganas y las ansias por vivir. Y sería en ese instante, justo en ese momento cuando volvería a clavar mi mirada en ti y quedaría tu rostro grabado por siempre en ella.

Y volvería a cometer este error una y mil veces más, me prendería de ti y una y otra vez. Y sería una lucha entre mi mente y mi alma, entre querer olvidarte y querer seguir así, amándote y anhelándote el resto de mis días.

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