Recuerdo perfectamente el día en que tu alma se dejó de reflejar en tu mirada, el día en que empecé a echarte de menos.
Recuerdo perfectamente el día en que tu piel dejó de ser la seda ansiosa de mis caricias, el día en que tus manos prefirieron quedarse como puños bajo las sábanas, y no bajo mi ropa.
Recuerdo perfectamente el día en que tus labios se convirtieron en escarcha frente a los míos, el día en que tu risa dejó de conquistarme en las mañanas.
Recuerdo perfectamente el día en que tu olor dejó de quedarse impregnado en mi piel, el día en que mi garganta a voz de grito rogaba tu regreso.
Recuerdo perfectamente el día en que tus promesas quedaron inclumplidas, el día en que mi alma se convirtió en pequeños y delicados cristales rotos.
Recuerdo perfectamente el día en que las verdades mejor hubiesen sido dichas, el día en que los engaños mejor no hubiesen sido callados.
Recuerdo perfectamente el día en que te miré a los ojos y descubrí miles de respuestas ocultas, infinitas locuras calladas, el día en que con una mirada conseguiste hacer trizas mi corazón.
Recuerdo perfectamente el día en que ese corazón latía solamente por y para tí...
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